miércoles, 21 de enero de 2009

La sombra



Si las sombras pudieran hablar contarían tantas cosas… cosas que sorprenderían a nuestra propia memoria.
Siempre pegada a nosotros, unas veces detrás, otras delante.
Siempre observando en silencio, aunque no podamos verla.
Qué pensará cuando andamos con prisa por la mañana, cuando en el metro pisamos otra sombra extraña.
Que pensará cuando se oculta en la noche, cuando en la cama la aplastamos contra la sábana.

Sombra alargada, sombra delgada, mala sombra pegada a mis pies.
Sombra de alcoba, sombra de hotel, sobra indiscreta que todo lo ve.
Sombra tenue, tras la cortina, sombra lasciva de tu desnudez.
Sombra con miedo, tras la esquina, en lo recuerdos de mi niñez.

Si pudiéramos volar podría ser libre un momento pero lo más que se aleja es cuando damos un salto.
Donde irá la sombra cuando apagamos la luz, es que alguien ha visto su sombra en el espejo.
Y si fuésemos solo el cuerpo de nuestra sombra, donde va la sombra cuando llega el final.

Creative Commons License


lunes, 19 de enero de 2009

Caprichosamente




Cuando era un niño solía imaginar que la luna era el lugar donde nacían los sueños.
Que su reflejo en el mar era el sendero para caminar hacia ellos.
Que el sol brillaba tanto porque era de oro macizo.
Que el viento contaba cuentos y no podía entenderlos.
Que el mar se terminaba en el horizonte con un gran salto a un vació infinito.
Y en las nubes podía ver miles de animales que cambiaban de forma caprichosamente.
Ahora todo es tan real que da miedo mirarlo, ya la magia se perdió, ya no basta imaginarlo.
La inocencia se esfumó, la risa se tornó llanto.
Quien pudiera regresar solo de vez en cuando.

Andaba bajo la lluvia sin importarme, con mi gorra calada, los pies llenos de barro.
Chutaba latas de cola, saltaba vallas prohibidas.
Siempre lleno de pupas, heridas en mis rodillas.

Creative Commons License


domingo, 18 de enero de 2009

Solo Palabras


Palabras sin sentido en un lugar que, tal vez, tampoco tengan mucho,
al igual que cualquier otro lugar en este desgraciado mundo.

Palabras sin sentido, consejos sin palabras, ¿Quién los escucha, quien los ha creado y para que?

La gente habla demasiado y piensa poco.
¿Puede haber alguien que no recuerde? ¿Que pretende? ¿Qué espera?
Palabras sin sentido en una hoja, en la mente de cualquiera, el cual no tiene sentido, sea quien sea.

Palabras sin sentido para cualquiera que las quiera escuchar.
No hay remedio sea cual sea el lugar en este mundo sin sentidos y sin sentimientos.

Creative Commons License


La chica del café


Se subió a un tren un lunes por la mañana, hacia un frio que calaba los huesos. Iba sin billete ni destino, lo cierto es que no sabía ni porque lo hacía. Solo quería dejar atrás recuerdos que no quería recordar, gente a la que nunca quiso conocer. Sin rumbo fijo recorre los vagones sin encontrar un solo sitio vacio. Aquella mañana, desapareció sin decir adiós, sin más que lo puesto. Un bolso con un pintalabios, una entrada de cine usada, unas monedas sueltas y un pañuelo lleno de lágrimas.

Y todos se preguntan porque, que había ocurrido con la chica del café, si parecía tan feliz cuando servía el té con aquella sonrisa iluminando su cara. Dicen que bajó en una estación ya de madrugada, con hambre y casi sin voz y esperó sentada en el andén hasta que amaneció y que a otro tren subió desencajada, con la mirada perdida hacia la nada, pálida de frio sin volver la vista atrás.

Cuentan que tropezó con su bolso y que la gente miraba pero no hacía nada, que se levantó como pudo, dolida, que su rodilla sangraba. Dicen que algunos reían mientras secaba su herida con su pañuelo lleno de sudor de sangre y de lágrimas.

Y nadie nunca le preguntó porque sus ojos brillaban los lunes por la mañana, pensaban que era de poco dormir, de la juerga y el humo del fin de semana.

Creative Commons License